El mes pasado, junto con un par de amigos nos fuimos a Acapulco, también conocido como Acapulco de Juárez, una ciudad turística en México, que atrae a un gran número de estudiantes estadounidenses durante las vacaciones de primavera. Nos sorprendió bastante descubrir que este puerto-ciudad estaba llena de turistas de todas las edades y nacionalidades. Para llegar allí cogimos un avión a México y desde allí un avión con destino a Acapulco. Teniamos la intención de alquilar un coche, pero al ser aconsejado de otra manera terminamos moviendonos en taxis y autobuses.
Nuestro vuelo de vuelta fue cuatro días después, por lo que decidimos quedarnos en un lugar llamado 'Hotel Vital'. No era caro y el servicio era satisfactorio. Lo que realmente nos encantó de este lugar, sin embargo, era que estaba tan sólo cinco minutos de la playa. Acapulco es conocido por su zona de la bahía y las playas inundadas de gente. La playa Tamarindos es donde nos fuimos a nadar en primer lugar. El resto de los días elegimos las playas cercanas. Papagayo y Hornos estaban limpias y genial para pasar tiempo en el, y todos estaban muy cerca. También hemos escuchado acerca de este enorme parque acuático llamado CICI pero no tuvimos tiempo suficiente para visitarla.
La mayoría del tiempo tuvimos el almuerzo y la cena en el hotel, pero una tarde, cenamos en un lugar llamado Kookaburra. Fue un gran restaurante con comida deliciosa y una vista espectacular de la ciudad. Durante la noche, no podiamos perdernos las discotecas ni por por casualidad! El club más grande de América Latina, 'El Alebrije' es un verdadero paraíso para los fiesteros. Con tanto espacio adecuado alrededor de 5000 personas, y algunos de los djs más famosos en las cubiertas, bailar hasta caer muerto no era tan difícil. Fuimos allí dos veces y realmente quería ir de nuevo, pero al final no nos arrepentimos de checar tambien el 'Palladium'. Al igual que El Alebrije era enorme en tamaño, pero lo que realmente hizo que se destacara es que estaba situado en la cima de un acantilado con vistas a toda la ciudad. A un lado de la pista de baile en lugar de cemento, había una pared de cristal que ofrece una magnífica vista panorámica de Acapulco. No hace falta decir que tuvimos el tiempo de nuestras vidas.
En el último día nos fuimos a 'La Quebrada'. Al ser informado de que el viaje hubiera sido incompleto a menos que fueramos, allí nos decidimos. Buzos profesionales desde los acantilados se reúnen allí para llevar a cabo algunos de sus trucos más bonitos. El nivel de agua es bajo y no muy amplia. Estábamos completamente atemorizados todo el tiempo que observabamos. A pesar de todo lo que lo que realmente hizo que nuestra mandíbulas cayeran fue cuando realizaron el "Océano de fuego". La gasolina se vertió en el agua de modo que formo un círculo. Entonces el fuego se encendió en él y la meta del buzo era sumergirse en él.Todo un espectáculo si me permite decirlo.
Cuando volvimos todo tenía un gran sentido de satisfacción. En general, nos lo pasamos genial y nos hubiera gustado haber pasado algo más de tiempo en este lugar floreciente.
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